Filtro de partículas en los motores diésel

El filtro de partículas (FAP) en los motores diésel es un dispositivo ubicado en el tubo de escape encargado de retener las partículas sólidas generadas por la combustión. También conocido como DPF (por siglas en inglés, Diesel Particle Filter), se monta en los motores que cumplen con las normas anticontaminantes Euro 5 y Euro 6. Los coches diésel anteriores a 2006 no lo llevan. Desde entonces, su instalación es obligatoria, ante la imposibilidad técnica de reducir el tamaño de las partículas en el proceso de combustión.

El origen de este mecanismo está en las nocivas partículas desprendidas por un motor diésel. La Organización Mundial de la Salud (OMS) cataloga estos fragmentos de cancerígenos, y de ahí se explica parte de la «demonización» que ha sufrido este combustible. Guste más o menos algunos mensajes políticos, la realidad es que una mecánica de gasoil, en especial en recorridos cortos y a bajas velocidades (trayectos urbanos), es peligrosa. Además de la incidencia sobre la salud, también complica la limpieza del aire en las grandes ciudades (aunque no sea el único factor).

Es importante entender cómo funciona. El filtro de partículas en los motores diésel está situado a continuación del turbocompresor. Mediante ciclos de aumento de la temperatura, en su interior se logra incinerar las partículas. ¿Cuál es el problema? Que para conseguir que sea efectivo necesita de condiciones ideales para su funcionamiento. Es decir, que el motor esté encendido durante un tiempo superior a 20 minutos, a un régimen de giro sostenido e inyectando más gasóleo de la cuenta (acelerando de manera puntual).

El filtro de partículas: una de las averías más temidas en los motores diésel

Sin embargo, su complejidad lo convierte en un quebradero de cabeza para muchos conductores y usuarios. El problema viene cuando este proceso de regeneración se interrumpe. El filtro se obstruye, no dejando que pasen los gases del escape, y se enciende una luz de avería en el cuadro de instrumentos y es posible que el motor falle. Repararlo no es barato. Puede tratarse de unas de las averías mecánicas más caras en un coche diésel: unos 1.200 euros.

Un filtro de partículas obstruido evita que los gases de escape fluyan a la velocidad requerida. Como resultado, la contrapresión y la temperatura de los gases de escape aumentan dentro de la carcasa de la turbina.

El incremento de la temperatura de los gases y de la contrapresión puede afectar al turbo de diversas maneras: problemas de eficiencias, fugas de aceite, carbonización del aceite dentro del turbo y fugas de los gases de escape desde el turbo.

Cuánto dura el filtro de partículas

Si el filtro se va limpiando periódicamente puede durar mucho tiempo, aunque no es eterno. Lo normal es que, por lo menos, dure nos 120.000 kilómetros. Otra cosa son los coches que llevan aditivos AdBlue, en los que hay que rellenar el depósito correspondiente. Para alargar su vida, sigue los siguientes consejos:

  • Evita apagar el motor mientras se realiza la regeneración
  • Presta especial atención al lubricante
  • Respeta los periodos de mantenimiento
  • Evita los trayectos cortos
  • Sal periódicamente a carretera

Sobra decir que está prohibido por ley «capar» el filtro de partículas. El FAP es obligatorio en coches posteriores a 2006. Si bien es cierto que el vehículo deja de dar problemas y funciona, se está incumpliendo con el principal propósito de su implementación: evitar la emisión de gases nocivos para la salud. De tomarse esa decisión, se pierde la garantía de fábrica y surgen los problemas a la hora de pasar la ITV.

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