Claves para pasar la ITV

La Inspección Técnica de Vehículos, conocida popularmente por sus iniciales, ITV, es el examen al que cualquier vehículo se tiene que someter para poder seguir circulando con plena seguridad. Debes conocer una serie de claves para pasar la ITV y salir con el adhesivo que acredita a tu vehículo como apto.

Lo primero que tienes que saber es que pasar la ITV cuesta dinero. Depende de la Comunidad Autónoma en la que vivas (incluso en regiones como Madrid y Canarias al estar liberalizado el sector, las propias estaciones tienen margen para fijar sus propios precios) y del tipo de combustible que use tu coche, siendo sensiblemente más caro la prueba en un coche diésel que uno de gasolina. Hasta los 60 euros los primeros, por los 35 de los segundos.

Lo segundo, y no menos importante, es saber cuándo tienes que pasar la ITV. Los coches nuevos tienen que pasar su primera ITV cuatro años después de su matriculación; a partir de entonces, la prueba es bienal y desde el décimo año, anual. Estos plazos también son válidos para motos, mientras que los ciclomotores tienen que pasarla a los tres años. Como en todo, hay excepciones: por ejemplo, si has alterado la carrocería del coche o has sufrido un accidente, aunque estés en esos primeros cuatro años, tienes que pasar una ITV extra.

Es habitual sentir cierto nerviosismo al acudir a la ITV. Por eso, uno de los consejos es no olvidar toda la documentación necesaria que te solicitarán en la estación, esto es, el justificante del seguro en vigor, el permiso de circulación y la ficha técnica del vehículo. Asegúrate de que en la guantera tienes todos esos papeles, ya que de lo contrario no podrás pasar la inspección.

¿Qué van a revisar en la ITV?

Cada vez más cosas, y más a fondo. Para que te hagas una idea de lo meticulosos que son los técnicos de la ITV, más del 30% de los rechazados son vehículos cuya matrícula está suelta o no es legible. Otro de los elementos que no cuesta nada revisar de forma autónoma antes de acudir a la inspección, para evitar sorpresas, es constatar que los limpiaparabrisas funcionan correctamente y tienen líquido.

El estado de los neumáticos es otro de los puntos críticos de la ITV. La persona que examine tu vehículo se asegurará de que estos no tienen corteso deformaciones y de que el dibujo tiene la profundidad mínima legal de 1,6 milímetros. Por supuesto, sus medidas tienen que corresponder con las que se indican en la ficha técnica y la presión ha de ser la correcta (por norma general, las ruedas de un turismo oscilan entre 1,8 y 3 bares de presión).

Revisa la iluminación. Toda la iluminación, es decir, las luces de posición, de cruce, largas, antiniebla e intermitentes. No te llevará mucho tiempo. Una luz fundida o que alumbre menos son motivos para no superar la ITV. Igualmente, otra cosa a la que puedes anticiparte es revisar el estado del parabrisas y lunas, constatando que no hay ningún desperfecto, sobre todo si afecta al campo de visión del conductor.

Calificación de la ITV: favorable, desfavorable o negativa

Al terminar todas las pruebas, el coche puede recibir tres tipos de calificaciones en la ITV:

  • Favorable: indica que ha superado el examen y tu vehículo recibirá el adhesivo que señala la fecha de la próxima revisión. Esta pegatina debe colocarse en la zona superior derecha del parabrisas delantero.
  • Desfavorable: supone que tienes faltas graves que afectan a la conducción y a la seguridad del vehículo, disponiendo de un plazo de dos meses para arreglarlas.  Con esta calificación, puedes salir circulando de la ITV con el coche, pero, mucho cuidado, solo para llevarlo a un taller o de nuevo a la ITV.
  • Negativo: calificación que te impide mover el coche de la ITV, salvo que sea para que una grúa lo recoja y lo traslade a un taller para solucionar las faltas graves y muy graves que tiene. Por supuesto, en ninguna circunstancia puedes circular con él.

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