Así debe ser tu primer coche

Después del engorro de pasar por la autoescuela y la obtención del carné de conducir, el siguiente paso es la compra de un coche. Seguramente no dispongas de muchos ahorros. Tampoco de la destreza de un conductor con más experiencia al volante. Piensa en un aliado, un vehículo que te ayude a seguir formándote y a ganar en confianza. Así debe ser tu primer coche.

Todo conductor novel protagoniza imprudencias, despistes o falta de destreza en el manejo. Es lo normal. No todas las personas nacen con las dotes de Fernando Alonso. Para un primer coche, lo ideal: barato, pequeño, sencillo, duro y con la potencia justa y necesaria.

Barato, sí, pero ¿de segunda mano o nuevo? Tendrás más oferta disponible de vehículos económicos en el mercado de coches usados que en el de nuevos. No lo dudes, busca tu primer coche delimitando el presupuesto. Entre 3.000 y 6.000 euros, puedes adquirir un coche lo suficientemente bueno en tu bautismo al volante. En esa franja de precio, es muy factible que encuentres un vehículo de ocasión con las mejores garantías.

Por la (poca) experiencia de un conductor primerizo, es muy recomendable que un primer coche sea pequeño. Un modelo urbano (en torno a los 3,50 metros de longitud) o un utilitario (alrededor de los cuatro), los segmentos idóneos. O un compacto, si dispones de un poco más de presupuesto. Huye de caprichos y modas, como la de los SUV. Cada vez hay más marcas que ofrecen carrocerías «altas» en formato pequeño, las cuales no ofrecen ninguna ventaja respecto a un turismo.

Un primer coche debe ser sencillo y con las menos estridencias posibles

En este sentido, evita las estridencias. Por ejemplo, aléjate de un modelo que tenga equipamientos innecesarios. Desde unos asientos con masaje y calefacción hasta un techo duro retráctil. Son opciones muy jugosas, pero no es buena idea acudir a ellas en estos casos. Cuanto más sencillo sea el primer coche, más probable será que no tengas que pasar por el taller.

Por supuesto, un primer coche tiene que ser duro, resistente, fiable. Que la compra sea barata, no quiere decir que el vehículo se caiga a cachos. Exige la garantía cuando lo compres. Si puedes, antes de comprarlo, pruébalo. En este sentido, un pequeño truco es decantarse por coches populares. Es decir, modelos que se vendan mucho. De esta manera, te aseguras de que, en caso de avería, a tu taller no le costará encontrar la pieza de repuesto.

Por último, el apartado mecánico. Como regla general: el primer coche ideal tiene que ser tener la potencia justa, ser tracción delantera y con cambio manual. Lo normal es que no hagas demasiados kilómetros con él, por lo tanto, mejor un motor de gasolina que uno diésel. El precio será más ajustado y a la larga te ahorrarás dinero en su mantenimiento. Una potencia razonable en un primer coche debería rondar los 90 caballos. Con esa cifra se conserva un excelente equilibro entre prestaciones, consumo y fiabilidad.

En cuanto a la transmisión, lo más recomendable para un primer coche es la combinación tracción delantera con cambio manual. Un modelo a propulsión (trasera) suele ser más impredecible en sus reacciones, sobre todo con el suelo mojado, y puede ser contraproducente para un conductor novel. Y con el cambio manual se tiene un mayor control sobre el coche, entendiendo mejor su comportamiento.

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