¿Puede explotar un coche?

Uno de los mitos urbanos más recurrentes es si existe la posibilidad de que un coche explote. No son pocos los foros que tratan este tema, y no lo hacen con demasiado rigor. De hecho, se puede afirmar que no, en la práctica un coche por sí mismo no puede explotar. Otra cosa es que a su alrededor sucedan circunstancias que lo hagan arder o se produzcan cortocircuitos internos (poco frecuentes). Entonces, ¿puede explotar un coche? ¿Si o no? Sigue leyendo y te contamos algunas consideraciones al respecto.

Los coches con motor de combustión interna, ya sean de gasolina o de gasoil, no pueden explotar en el sentido estricto de la palabra. Ambos combustibles son líquidos, no gaseosos, por lo es materialmente imposible que causen una explosión.

Otra cosa es una deflagración. Si se produce en un coche, este no explota, sino que a causa de la liberación de una determinada sustancia, el vehículo arde súbitamente. En este caso, el coche no explota, pero sí genera una llama importante.

El peligro principal para la deflagración de un coche son los gases que se evaporan del propio combustible. Remotamente, sí que el coche puede explotar si los gases entran en contacto con el aire en unas determinadas proporciones y se produce una chispa. Digamos que deben ocurrir varios condicionantes para que esto ocurra.

El primer factor es que esta mezcla se dé en un espacio cerrado. En uno abierto no tiene por qué ocurrir nada. Sí que hay cierto riesgo si se acumulan esos gases en gran cantidad en el depósito de combustible. Sin embargo, esto no debería ocurrir en los coches nuevos. Y cuando decimos nuevos, nos referimos a los fabricados en los últimos treinta años: desde entonces es obligatorio que se incluyan válvulas de seguridad que impidan la acumulación de gases.

Además, los coches modernos están diseñados para que el depósito se encuentre lo más alejado posible del circuito de gases del motor. De esta manera, se pone una barrera más para impedir que el coche pueda explotar.

Un coche puede arder tras un accidente de tráfico

A pesar de lo que nos haya mostrado «Hollywood», las probabilidades de que un coche se incendie y explote tras un accidente también son remotas. En cualquier caso, sí que es una circunstancia que acarrea ciertos peligros. Y aquí, los riegos también alcanzan a los modelos híbridos y eléctricos. ¿El motivo? En la mayoría de casos, el inicio del fuego se produce por un cortocircuito eléctrico.

Para que un cortocircuito pueda acabar en un incendio se tiene que generar instantáneamente la temperatura necesaria para que un combustible arda, y un coche, aunque no tenga gasolina, está repleto de materiales inflamables. Desde el aceite de las transmisiones hasta los plásticos o tapicerías interiores, pueden encender la chispa.

Por último, las baterías pueden ser las causantes de un posible incendio. Aunque sea poco probable -desde hace años los fabricantes incluyen sistemas que desconectan las baterías en caso de impacto- pueden ser el detonante. En tal caso, los coches híbridos y eléctricos -con baterías más grandes y densas- tienen más peligro que los modelos térmicos.

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