Que Catalunya es una comunidad con una importante tradición marítima es algo que no se le escapa a nadie. No por nada, es un territorio con más de 800 kilómetros de costa, suficientes para encontrar verdaderos paraísos terrenales entre sus mejores playas.
Desde las calas escondidas de la Costa Brava hasta la fina arena de la Costa Daurada. Las opciones para visitar el mar en la región catalana son muy diversas, incluso en zonas urbanas o a menos de una hora en tren desde Barcelona.
Lugares emblemáticos en los que podremos pasear, darnos un baño o tomar el sol. Muchas de las playas que aquí te mostraremos serán el remanso ideal para disfrutar en familia, en pareja o con uno mismo.
Playa Penya Tallada, Salou (Tarragona)
Si buscas una playa en un terreno salvaje, te recomendamos que visites la Penya Tallada de Salou. Se trata de una cala incrustada en medio de una formación rocosa erosionada por el mar, la lluvia y el viento.
Aunque no será demasiado complicado acceder a ella, sí que tendremos que descender por una escalinata natural. Y no esperes demasiado equipamiento en esta cala, ya que está incrustada en medio de la naturaleza. Al fin y al cabo, ese es su principal atractivo.
Playa de Sant Sebastiá, Sitges (Barcelona)
Aunque es cierto que la localidad de Sitges cuenta con casi 20 playas en sus alrededores, una de las más emblemáticas es la de Sant Sebastiá. Es una playa urbana de ambiente familiar, cuenta con todo el equipamiento necesario y tiene sencillos accesos para todo tipo de visitantes.
Desde sus más de 200 metros de arena suave, podremos deleitarnos con el contorno del casco histórico de Sitges.
Playa de Sant Pere Pescador, Castelló d’Empúries (Girona)
Como también queremos darte alternativas para practicar deporte en la playa y entornos del estilo, aquí te traemos la de Sant Pere Pescador de Girona. Se encuentra entre la desembocadura del río Fluvia y Riuet, por lo que se trata de un enclave privilegiado incluso dentro de la costa catalana.
Se trata de un arenal de más de 6 kilómetros de largo, por lo que está dividido en tres zonas distintas. Por tanto, habrá cabida tanto para ambientes familiares como naturistas o deportivos. De hecho, esta playa se caracteriza por reunir a un buen número de aficionados al windsurf y al kitesurf.
Cala Jovera, Tamarit (Tarragona)
Ya sea en Catalunya o en cualquier otra comunidad, podrás encontrar infinidad de playas maravillosas, pero las que están vigiladas por un monumental castillo del siglo XI no son tantas. Y por esto destaca esta Cala Jovera de Tamarit, además de su arena fina y virgen.
Aunque esta también es una playa de bajo acondicionamiento, sí que tendremos unos baños a nuestra disposición. Por tanto, puede ser una gran opción para pasear, jugar y bañarse con los más pequeños.
Cala Pola, Tossa de Mar (Girona)
Pocos parajes representan tan bien la Costa Brava como la Cala Pola de Tossa de Mar. Ubicada en la provincia de Girona, esta pequeña playa de arena gruesa se abre a la inmensidad del Mar Mediterráneo en medio de los verdes acantilados de una de las costas más famosas de nuestro país.
Como se trata de una zona en la que el mar está bastante tranquilo, será ideal para ir con la familia, acompañado de los más pequeños.
Les Casetes del Garraf (Barcelona)
Si de verdad quieres empaparte de la amplia tradición costera de la región catalana, te recomendamos que visites Les Casetes del Garraf. A menos de una hora en tren desde la ciudad de Barcelona, podrás encontrar esta pequeña playa en medio de un antiguo barrio pesquero.
De hecho, te encontrarás con las clásicas barracas de color blanco y verde tan características de los pescadores. Más allá de eso, será un arenal de ambiente familiar, con baños, duchas y todo tipo de equipamiento.
Cala Fonda (Tarragona)
Por último, nos gustaría enseñarte una de las calas más vírgenes que podrás encontrar en Catalunya. Aunque hay que advertir que la Cala Fonda de Tarragona es de acceso complicado, por lo que será un lugar privilegiado para nudistas y amantes de la naturaleza.
De hecho, para acceder a ella tendrás que ir caminando desde las playa de la Móra (al norte) o desde la playa Larga (al sur). Pero créenos que merecerá la pena, ya que, como decimos, se trata de una cala que mantiene toda su belleza salvaje.