El mejor coche para viajar en familia

El mejor coche para viajar en familia debe cumplir una serie de premisas para transportar de la mejor manera posible a pasajeros y equipaje. Ideales para cubrir largos trayectos cargados de maletas y niños, el mejor coche familiar debe aportar un plus en materia de seguridad. Actualmente, el mercado ofrece una gran variedad de modelos con estas características. A las carrocerías de tipo familiar, conocidas como «rancheras», y los monovolúmenes, se han unido en las últimas dos décadas los SUV, vehículos robustos y espaciosos que copan el mercado.

Por lo tanto, sea una «ranchera», un monovolumen o un SVU, un coche familiar debe cumplir con las siguientes premisas:

Un maletero grande y práctico: además de la capacidad, el espacio de carga debe tener unas formas regulares y aprovechables. También es importante que el acceso sea sencillo, con un portón que facilite las maniobras de carga y descarga. Y por último, la mayoría de modelos que se precien de ser el «mejor coche para viajar en familia» incluyen soluciones tipo ganchos, redes o molduras que organicen la carga e impidan que esta se mueva.

En una entrada anterior de este blog, os contamos los coches con los maleteros más grandes.

Otra de las características fundamentales que debe tener el mejor coche para viajar en familia es un fácil acceso a su interior. Es muy importante que el ángulo de apertura de las puertas sea amplio, así como el hueco. De esta manera, introducir las sillitas de los niños y la posterior colocación de estos será más sencillo y cómodo. Son maniobras que se harán de manera recurrente, y echarás de menos limitaciones en este apartado.

Otro aspecto a valorar es la seguridad infantil. En familia con dos o más hijos menores de 12 años, es clave que el coche tenga tres anclajes Isofix, es decir, en las tres plazas traseras.

El habitáculo de un coche familiar, igual o más importante que el maletero

El habitáculo de un buen coche familiar debe disponer de espacios para dejar y organizar los objetos. Guanteras laterales o redes tras los respaldos delanteros son soluciones muy agradecidas en el día a día de un vehículo de este segmento.

Seguro que el lector ha oido hablar en alguna oportunidad de la modularidad de un coche. Esta suele ser muy buena en coches familiares, que, según las necesidades de cada desplazamiento, pueden destinar más espacio al habitáculo o al maletero. Casi todos los coches pueden abatir los respaldos de los asientos traseros. Sin embargo, todo coche familiar que se precie debe incluir alguna funcionalidad más, como por ejemplo: que estos asientos se puedan deslizar longitudinalmente, que cada respaldo se pueda abatir individualmente o que las «butacas» puedan extraerse.

La mayoría de monovolúmenes incluyen todas estas opciones (o incluso otras, como las puertas laterales correderas), mientras que los SUV pierden fuelle en lo que a practicidad del coche se refiere.

Los coches familiares pueden dividirse por su número de plazas: cinco o siete.

Las carrocerías derivadas de un turismo (compacto o sedán) ofrecen siempre cinco, configurando un maletero de generosas dimensiones: por encima de los 600 litros de capacidad en algunos modelos.

Por su parte, entre los SUV existen ambas opciones. Aquellos de tamaño compacto y mediano disponen de un interior de cinco plazas. Mientras, los más grandes suelen incluir siete. Sin embargo, las dos de la tercera fila tienen, salvo contadas excepciones, asientos pequeños, destinados a niños y para un uso puntual.

Si el lector está interesado en un coche familiar de siete plazas, y que, con estas utilizadas, todavía le quede un buen maletero, deberá recurrir a los monovolúmenes más grandes del mercado. Ya quedan pocos modelos en Europa con estas características, pero en el mercado de segunda mano se encuentran buenas ofertas del Chrysler Voyager, Kia Carnival o Ssangyong Rodius, por citar tres que podían ser etiquetados como el mejor coche para viajar en familia.

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