Así es el primer coche de la historia

Las personas curiosas, amantes o no del motor, se han preguntado en alguna ocasión cuál fue el primer coche de la historia y quién fue el creador de la idea. Karl Benz fue el inventor del coche, en 1886, tal y como hoy lo conocemos. Aunque existe controversia sobre su definición, así es el primer coche de la historia.

El ingeniero alemán registró el 29 de enero de 1886 su vehículo de tres ruedas con el número 37.435 en la Oficina de Patentes de Berlin.

Considerado el primer coche de la historia porque fue el primero que utilizó un motor de combustión interna, tenía una estructura muy básica. En concreto, un motor de un solo cilindro que entregaba su potencia al eje trasero, compuesto por tres ruedas de amplio radio. La cilindrada era de 954 centímetros cúbicos y la potencia de 0,75 caballos. Todo, montado sobre un chasis específico para aguantar una velocidad máxima de 16 kilómetros por hora.

En el mismo año, e independientemente de Benz, Gottlieb Daimler construía un carro motorizado. Los dos acontecimientos marcan el origen de la marca Mercedes-Benz, propiedad del Grupo Daimler, que hoy continúa en plena vigencia.

La primera aparición pública del coche de Benz tuvo lugar el 3 de julio de 1886 en Ringstrasse, Alemania. Dos años más tarde, en agosto de 1888, la mujer de Karl, Bertha Benz, sin conocimiento de aquel y acompañada de sus dos hijos, condujo el Model III, recién patentado, desde Mannheim hasta Pforzheim. Hasta entonces, solo se había probado el vehículo en trayectos cortos, pero Bertha Benz acometió un viaje de 104 kilómetros que ha pasado a la historia como el primero más largo de un coche autopropulsado en la industria automovilística.

Los antecedentes del coche moderno

El coche de Benz fue el primero en toda la historia en moverse con petróleo, de ahí que los prototipos anteriores no tuvieran la consideración de automóviles. Dando un salto temporal, medio siglo antes, en el año 1832, el escocés Robert Anderson inventó el coche movido por electricidad. Un siglo antes, en concreto en 1769, el francés Nicolás-Joseph Cugnot inventó un automóvil de tres ruedas con motor de dos cilindros verticales y 50 litros de desplazamiento al que bautizó como Fardier, pero movido con vapor.

Y si se retrocede tres siglos más, cómo no, irrumpe la figura del gran genio, Leonardo Da Vinci, que por 1495 ya le daba vueltas a como un vehículo se podía mover sin caballos. El inventor florentino llegó a concebir un prototipo del que hizo varios planos. La idea, por primitiva que resulte ahora, no dejaba de ser válida en una época previa al descubrimiento del vapor, la electricidad y el petróleo. «El coche de Da Vinci» funcionaba a través de unos muelles combinados con varias ruedas dentadas.

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