Tipos de combustible de coche

A la hora de comprarse un coche nuevo o de segunda mano, uno de los aspectos más importantes que sopesamos son los tipos de combustible que hay disponibles en el mercado. Si hacemos muchos kilómetros por carretera, la opción natural será un coche diésel, ya que es más barato de repostar y gasta menos en este tipo de trayectos. Por el contrario, si vamos a movernos en ciudad, con las actuales limitaciones al tráfico rodado, el diésel está más penalizado y nos interesará más un gasolina, o algún tipo de «hibridación» eléctrica o de gas que repasamos en el siguiente artículo.

Los tipos de combustible de coche derivados del petróleo son la gasolina y el gasoil.

El primero de ellos puede ser de tres categorías, en función del octanaje: sin plomo 95, sin plomo 98 y bioetenol.

La gasolina sin plomo 95 (octanos) es la de uso mayoritario. Recomendado para la mayor parte de modelos del parque automovilístico, es unos 15 o 20 céntimos por litro más barata que la 98, cuya utilización está pensada para coches de gran cilindrada. La diferencia entre una y otra es que la superior tiene menos azufre, es más refinada y sus aditivos son de mayor calidad, pensando en un mejor rendimiento de motores más potentes.

Por su parte, el bioetanol tiene un octanaje de 104 y es más barato que la gasolina sin plomo 95. Su peor característica es que consume más, por lo que la autonomía se reduce al tener que repostar más veces.

Tipos de combustibles diésel

Entre los tipos de combustible de coche, no puede faltar el diésel. Como en el caso de la gasolina, es habitual encontrarse en las gasolineras con dos opciones: diésel normal y diésel «premium«.

La gran diferencia entre ambos tipos de diésel es el llamado número de cetano, el cual toma el valor de 51 para el más económico y de 55 para el «premium». Ambos cumplen con los estándares de calidad establecidos y con la normativa que regula el nivel de cetano.

El «premium», también denominado diésel e+10, tiene una mejor combustión, menos vibraciones y consume menos (y por lo tanto, emite menos CO2), según un informe del RACE. Por su parte, el diésel normal, o diésel e+, sufre más al arrancar en frío y genera más residuos en el motor por su menor porcentaje de cetano. Algunos estudios apuntan a que esto puede repercutir directamente en la vida útil de la mecánica.

Los coches de gas y su mayor autonomía

El gas es otro combustible que se utiliza en algunos modelos de coches. Aunque en España es minoritario, por ejemplo, en Italia compite de tú a tú con diésel y gasolina. Hay dos tipos: el GNC (gas natural comprimido) y el GLP (gas licuado derivado del petróleo).

El GNC es un gas natural que ha sido almacenado a altas presiones. Indicado para un uso doméstico, en los últimos años algunos fabricantes apuestan por él en algunos mercados, en función de las normativas anticontaminantes de cada país. Se trata de una alternativa a los combustibles líquidos habituales, como la gasolina o el diésel, que es más económica y limpia. Sin embargo, tiene una contraindicación muy importante: en España es complicado encontrar gasolineras en las que se pueda repostar.

Por su parte, el GLP (también llamado autogás) es una mezcla butano y propano, en estado líquido. En España, la red de estaciones de servicio con GLP no ha dejado de crecer. Debido a esta circunstancia, las versiones con GLP se comercializan mucho mejor que las de GNC.

Tanto los modelos de GNC como los de GLP cuentan con sus propios depósitos, complementarios a los de la gasolina, por lo que ofrecen una gran autonomía sumando uno y otro. Con ambos tanques llenos, un coche de GLP puede superar fácilmente los 1.000 kilómetros entre repostajes.

La electricidad (y el hidrógeno), el combustible que se impondrá en la próxima década

El número de versiones de coches híbridos y eléctricos no deja de crecer, y lo hará más en la próxima década. La electricidad se abre camino con múltiples opciones para el consumidor. Desde los eléctricos puros, hasta los «híbridos suaves», pasando por los enchufables o híbridos normales, todos usan uno o varios motores eléctricos y almacenan la energía en baterías recargables.

Además, los grandes fabricantes están volcados en el coche de hidrógeno. Aunque este se puede utilizar en motores de gasolina, los resultados no son tan interesantes como en el denominado coche de pila de combustible.

Todos estos tipos de combustibles de coche convivirán unos años, aunque lo más probable es que la electricidad le gana la batalla al petróleo en menos tiempo del esperado.

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