¿Por qué está cambiando tanto el precio de la gasolina?

El precio de la gasolina y el diésel lleva aumentando de forma general desde el inicio de la pandemia por la COVID-19. Sin embargo, y desde el pasado mes de febrero, se ha disparado sin control, acercándose a sus máximos históricos. Pero, que el precio de la gasolina ha subido en las últimas semanas seguro que ya lo sabes, lo que quizás no comprendas es el porqué de esta situación. En este artículo te contamos las calves para entender el aumento del precio de la gasolina y el gasóleo.

Pongámonos en situación. El precio de los carburantes marcó al inicio de esta semana el enésimo récord. En el caso de la gasolina, el precio se incrementó hasta una media de 1,8446 euros el litro, lo que supuso el 9,8% más que una semana antes. Por su parte, el gasóleo se disparó un 15%, hasta los 1,817 euros.

Si bien es cierto que las últimas noticias que nos llegan señalan una tendencia a la baja en los precios del petróleo en los mercados internacionales, del 40% desde los máximos alcanzados tras la crisis de Ucrania, también es verdad que esta tendencia aún no llega al consumidor, puesto que el precio no está directamente ligado a la cotización del crudo. Además, hay que tener en cuenta que las gasolineras pueden estar vendiendo aún carburante por el que pagaron lo que costaba días atrás.

Diversos factores influyentes

La primera idea que nos viene a la mente a priori es que, seguramente, las situaciones excepcionales que se están viviendo en el mundo tengan mucho que ver con esta subida. Y es cierto que, por ejemplo la COVID-19 ha sido un gran factor en la fluctuación de los precios, pero desde luego no el único significativo. Entonces, ¿qué factores influyen en el aumento del coste por litro de la gasolina?

A partir de ahora, avisamos que esto parecerá más una clase de economía que un artículo de motor, pero para entender qué está pasando es importante conocer la ley de la oferta y la demanda. Como en cualquier mercado capitalista, esta ley de la oferta y la demanda es la razón que hace fluctuar los precios, además de la posible –y, en este caso, segura– existencia de conflictos bélicos, la especulación financiera o la subida y la bajada de las divisas. Es decir, el desequilibrio entre la producción y la demanda causa una subida continuada del precio de la gasolina y, por lo tanto, una pérdida del valor del dinero para poder adquirirla.

La ley de la oferta y la demanda

Ahora, trasladaremos esta regla de tres a la vida real. La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) tiene el objetivo que el valor del barril no descienda y que se mantenga estable y alto, pero sin pasarse, pues en ese caso las inversiones en otras energías serían más atractivas. Para conseguir dicho objetivo, se ha decidido mantener los niveles de producción de petróleo en 400.000 barriles diarios, cifra que se fijó cuando las consecuencias de la pandemia, como la movilidad limitada, provocaron un descenso de la demanda. Ahora, con la recuperación de la normalidad, la demanda ha vuelto a subir, pero la oferta se mantiene igual. El resultado está claro: el precio de la gasolina sube porque, tal y como hemos explicado antes, al haber poca para la demanda existente, su valor aumenta.

¿Por qué está cambiando tanto el precio de la gasolina?

Impuestos, reservas de petróleo y competencia

Otro tema es el de los impuestos. El 50% del precio que la gasolina y el diésel tienen en la gasolinera depende de los impuestos. En España afectan a este 50% el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), el Impuesto sobre Hidrocarburos o Impuesto Especial sobre Carburantes y el Impuesto sobre Ventas Minoristas de Determinados Hidrocarburos (IVMDH). El IVA supone el 21%, el Impuesto sobre Hidrocarburos hace que se incremente el porcentaje que hay que pagar cuando sube el precio de la materia prima, y el IVMDH está fijado por el Estado y por las comunidades autónomas.

Otro factor significativo es el nivel de reservas de petróleo. Actualmente, el nivel es el más bajo desde el año 2020. Y, por último, la competencia. Nos encontramos ante una falta de competencia entre las diferentes compañías petrolíferas y distribuidoras que hay en España, cosa que también se refleja en este incremento del precio de la gasolina y el diésel al que nos llevamos enfrentando las últimas semanas.

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