Los peligros de conducir bajo una tormenta

El final del verano trae fuertes tormentas, en muchas ocasiones con aparato eléctrico. Si a esto se une, la elevada movilidad por carretera, coincidiendo con las vacaciones estivales, muchas personas entran en pánico a que le caiga un rayo en el coche. Y, aunque las casualidades existen, en realidad un vehículo es uno de los lugares más seguros en los que protegerse de este fenómeno climatológico. Sin embargo, los peligros de conducir bajo una tormenta son otros.

Por lo general, la mayoría de las tormentas eléctricas tienen lugar durante los meses de verano, pero se pueden desencadenar en cualquier momento del año. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) indica que España recibe un promedio de 1,3 millones de rayos anuales.

La «jaula de Faraday» explica cómo el propio coche protege a los ocupantes

Un coche cerrado impide que la electricidad pase a su interior y, de este modo, protege a sus ocupantes en caso de que reciba la descarga de aparato eléctrico. Así lo demostró el físico británico Michael Faraday, cuyo experimento en el siglo XIX se conoce como «la jaula de Faraday». Esta consistía en encerrar a una persona en una jaula metálica y hacer pasar corriente por ella. Pues bien, con la persona tocando la jaula con sus manos no hubo el menor riesgo de electrocución.

Conociendo que la propia estructura del coche protege a los ocupantes, y que las posibilidades de electrocutarnos en el habitáculo son casi nulas, conviene ser prudente. De tal manera que es recomendable seguir una serie de precauciones si se conduce bajo una tormenta:

  • Apaga la radio y cierra las ventanillas, asegurándonos de que la electricidad no encuentre ningún camino por el que penetrar al interior
  • No toques la carrocería, o cualquier parte metálica del propio habitáculo
  • Si nos detenemos, es aconsejable elegir un lugar seguro alejado de vallas metálicas, tendidos eléctricos y zonas húmedas
  • En este mismo sentido, mucho ojo con abandonar el coche nada más terminar la tormenta. Si hemos estado bajo la influencia de aparato eléctrico dentro del vehículo, es mejor esperar unos minutos antes de salir, ya que la carrocería habrá quedado cargada de electricidad
  • En un entorno urbano, lejos de la protección de edificios y pararrayos, hay que situarse en un lugar donde el coche no se convierta en el punto más alto

El estruendo del trueno y el riesgo para el oido

Aunque ya hemos contado que los peligros de conducir bajo una tormenta no conllevan quedarse electrocutados al volante, sí que hay que ponderar otros aspectos. Por ejemplo, un nivel de ruido muy elevado. El estruendo del trueno asociado al rayo puede alcanzar una intensidad superior a los 110 decibelios. La horquilla entre 100 y 110 dB se considera umbral tóxico, pudiendo llegar a ocasionar lesiones del oído medio.

Normalmente, la descarga eléctrica de la tormenta viene acompañada de lluvia. En este sentido, lo mejor es parar el coche y refugiarse en un lugar seguro hasta que escampe. Si no es posible realizar esta parada, hay que circular con calma y multiplicar la atención. Aminorar la velocidad, y adaptarla a las circunstancias de la carretera, permite frenar de manera progresiva. En estas situaciones, siempre mejor frenar poco a poco que pisar a fondo el pedal (por el riesgo de «aquaplaning»).

Como en cualquier tema relacionado con la seguridad vial, será crucial asegurarse de que los neumáticos estén en perfecto estado. Sobre todo, que el dibujo esté bien, ya que de esto depende en buena medida la capacidad del neumático para desalojar agua, cuando esta cae en gran cantidad mientras se circula con el coche.

Los peligros de conducir bajo una tormenta no solo están relacionados con el aparato eléctrico o con el estado de los neumáticos, como acabamos de comentar. También la falta de visibilidad es otro factor de riesgo para los conductores en estas circunstancias. En este sentido, se debe comprobar el buen estado de la iluminación y las escobillas del limpiaparabrisas. Estas tienen que estar en condiciones óptimas para desalojar la mayor cantidad de agua posible. Unos limpias que por la exposición al calor y al sol pueden quedar deteriorados tras el verano. Para evitarlo, se puede untar vaselina a la goma. Si están muy mermados, mejor sustituirlos.

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