6 consejos para cuidar el aire acondicionado del coche

El aire acondicionado es uno de los equipamientos de confort más importantes en un coche. Especialmente indicado en los países con altas temperaturas, un uso correcto y un mínimo mantenimiento previenen posibles averías. Cuando el calor aprieta y los viajes largos son frecuentes, toma nota de los siguientes 6 consejos para cuidar del aire acondicionado del coche.

Un coche bien climatizado es la diferencia entre un viaje plácido, sobre todo en verano, o un infierno de trayecto camino de la playa. Y no solo para obtener el máximo rendimiento contra el calor del verano, también por una cuestión de seguridad.

El sistema de climatización del coche necesita un mantenimiento preventivo, aunque esto no quiere decir que sea necesario recargar el aire acondicionado cada verano, ni cada año. En caso de los automóviles nuevos, bastará con realizar una limpieza a fondo cada dos o tres años. Si el automóvil tiene más años, es posible que puedan surgir los problemas, como por ejemplo, suciedad en los filtros, una avería eléctrica o una fuga de gas.

Los principales síntomas de que algo funciona mal en la refrigeración del coche es un menor caudal de aire, una temperatura que no alcanza a enfriar el habitáculo o un olor a humedad al encenderse. Otro «truco» es medir la rapidez con la que se desempañan los cristales al activarse el aire. Si este proceso no es inmediato, mucho ojo, puede que algo esté fallando.

Temperatura recomendada: entre 22 y 24 grados

Tras el mantenimiento preventivo, entre los 6 consejos para cuidar el aire acondicionado del coche está fijar una temperatura idónea. Los expertos hablan de una temperatura recomendada de entre 22 y 24 grados, sobre todo en viajes largos. Por debajo, incrementa en un 20 por ciento el consumo de combustible. Por encima, puede afectar a la concentración del conductor.

Para evitar, o retrasar, una avería en el aire acondicionado es importante no encender el ventilador a la máxima potencia nada más arrancar. Aunque la tentación está ahí, sobre todo si el habitáculo está muy caliente, la puesta en marcha del aire requiere un arranque progresivo. Nos podemos apoyar en el aire exterior -bajando las ventanillas- y cuanto el sistema comience a sacar un aire un poco más fresco, podremos aumentar la velocidad del ventilador para que alcancemos la temperatura deseada lo antes posible.

Otro error habitual ante las temperaturas extremas del verano es dirigir las rejillas de ventilación hacia los ocupantes. Los expertos recomiendan que en ningún caso apunten al cuerpo o al cuello. El mejor consejo, que apunten hacia arriba, evitando resfriados.

Utiliza el botón de recirculación del aire, sobre todo en un viaje largo. Si vas a pasar mucho tiempo conduciendo, es mejor aprovechar el aire ya enfriado del interior para hacerlo recircular. De este modo castigaremos menos al sistema, sobre todo al compresor. Al contrario, al arrancar la marcha, cuando el coche puede estar muy caliente, resulta más eficaz introducir el aire del exterior para bajar la temperatura del habitáculo.

Cerciórate de que el radiador esté liberado. Encargado de evitar que se caliente la mecánica, es una rejilla exterior, situado en la parte delantera del vehículo, que puede estar obstruido por hojas o plásticos. Cuanto más limpio esté, mejor realizará su función.

Y por último, no te olvides del aire acondicionado en invierno. Al ponerlo de vez en cuando, también en las épocas de menos calor, te aseguras que sigue enfriando y al mismo tiempo que no se «oxida». El sistema cuenta con aceite, que lubrica el compresor, el circuito y sus retenes, y el paso de este ayuda a lubricar las tuberías y evitar que se reseque.

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