Neumáticos de invierno más allá de la nieve

Los neumáticos de invierno ofrecen grandes ventajas más allá de la nieve. Son unas cubiertas especialmente útiles para climas en los que las temperaturas caen en picado. Con el frío, los neumáticos de «verano» se endurecen y pierden sus propiedades, convirtiéndose en una opción menos segura. Mientras que los neumáticos de invierno dotan al vehículo de un mejor agarre, aumentando su estabilidad no solo cuando la carretera está nevada, también cuando está mojada.

Antes de seguir contándote todos los beneficios que tienen los neumáticos de invierno, te vamos a detallar sus principales características.

Frente al neumático convencional, el de invierno está especialmente diseñado para rodar en condiciones de extrema dureza, bajas temperaturas y carreteras húmedas, nevadas y heladas. En concreto, están preparados para circular con seguridad a temperaturas inferiores a 7 ºC, tanto si la carretera está nevada como si no. Es decir, el rendimiento de los neumáticos de invierno va mucho más allá de la nieve.

Características de los neumáticos de invierno

¿Por qué son tan buenos bajo estas condiciones? Básicamente porque cuentan con unas propiedades que el resto de cubiertas no tienen.

Por un lado, los neumáticos de invierno ofrecen un dibujo específico de la banda de rodadura, destacando una superficie con más surcos y de mayor profundidad que los de «verano». También llamadas laminillas, son un 10% más hondos (por normativa no pueden contar con una profundidad inferior a los 3 milímetros) para facilitar el drenaje del agua y evitar el aquaplaning.

Y por otro, el compuesto de la goma tiene un mayor porcentaje de caucho natural, con el objetivo de facilitar que las cubiertas sean más flexibles a bajas temperaturas. Esto le permite ofrecer una mejor adherencia a la carretera, y en consecuencia, que la estabilidad del coche aumente.

Beneficios de utilizar los neumáticos de invierno

En circunstancia de frío, la capacidad de adherirse al asfalto de los neumáticos de invierno es seis veces superior a la del resto de cubiertas; por lo tanto, las posibilidades de sufrir aquaplaning se reducen considerablemente.

Con este aumento de la adherencia, se reduce notablemente la distancia de frenado en condiciones extremas. Si viajas a una velocidad de 50 km/h, se necesitan 11 metros menos que con un neumático tradicional para detener el coche sobre la nieve. Además, se reduce el espacio necesario en 8 metros cuando se circula a 30 km/h sobre un pavimento con hielo.

Antes de acabar con esta guía sobre los usos de los neumáticos de invierno, queremos contarte que estos son fáciles de distinguir. Son cubiertas que cuentan con una identificación en su flanco, M+S o 3PMSF, unas marcas especiales muy útiles para las autoridades. Por ejemplo, en carreteras con el acceso limitado al uso de neumáticos de invierno o cadenas.

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