Coches de renting

El renting es un contrato de alquiler largo plazo, en este caso, un coche, por parte de una empresa a otra o a un particular. El usuario del coche nunca es propietario, sino un inquilino que, a cambio de cuotas mensuales, utiliza el bien. Al finalizar el contrato, los coches de renting no pueden ser comprados.

Con este sistema de alquiler de coches, el cliente tiene la tranquilidad de pagar una cantidad fija todos los meses, despreocupándose de todo lo demás. En la cuota, la empresa de renting incluye todo lo referente al proceso de compra (impuesto de matriculación, seguro, etc) y los gastos derivados del mantenimiento, revisiones, averías o cambio de neumáticos.

Corre a cargo del usuario del coche, además de la cuota, el combustible, o los gastos relacionados con el mal uso del bien: multas o limpieza, por poner dos ejemplos.

Cualquier empresa, pyme, autónomo o particular puede adquirir coches de renting. La cuota depende de distintos factores, entre ellos, el modelo, el kilometraje anual, la duración del contrato y servicios extra, como, por ejemplo, incluir un coche de sustitución en caso de avería o accidente.

La duración habitual de los contratos de renting es de 48 o 60 meses, es decir, cuatro o cinco años. Al finalizar este periodo, la empresa de renting o la marca de coches ofrece al usuario la posibilidad de pagar la última cuota y devolver el vehículo o renovar el contrato y cambiar de modelo.

El auge del renting entre los particulares

Aunque en sus orígenes han estado más extendidos entre empresas y pymes, los coches de renting han ganado en popularidad entre los conductores particulares por causas muy diversas. Además de la despreocupación de las gestiones asociadas a la compra de un coche ya comentadas, el mundo cambia hacia nuevas formas de movilidad donde el uso del coche es más limitado y puntual.

Otro elemento que potencia los coches de renting entre particulares es que para muchos es la única opción de conducir un coche de segmentos superiores, imposibles para la mayoría de los bolsillos, aunque la compra se financie.

La incertidumbre actual con tantos tipos de tecnologías en el mercado (hay coches diésel, gasolina, híbridos, de gas, eléctrico o híbridos enchufables) hace que lo que hoy vale, mañana no. Los coches de renting abren la posibilidad de cambiar el modelo en el corto plazo.

Sin embargo, a no ser que se priorice el poder cambiar de coche cada cuatro o cinco años o la comodidad de no pagar nada que no sea la cuota mensual y el combustible, un particular tiene otra opción: los coches de leasing. A diferencia del renting, en esta modalidad el cliente puede comprar el coche usado pasados los primeros años.

Despreocupación de las gestiones asociadas al coche

Por su parte, las empresas tienen ventajas fiscales, como desgravarse el IVA. Además, se adapta a las necesidades de las flotas y permite una mejor planificación para la tesorería. Al ser una cuota fija, cualquier imprevisto ya está incluido en el contrato de alquiler, encargándose la empresa de renting de gestionar todo lo referente al coche.

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