Así afecta el frío a la batería del coche

La batería es el elemento del coche más sensible a la bajada de temperaturas. Encargado de suministrar energía eléctrica a nuestro vehículo, entre otras funcionales, la principal es propiciar la puesta en marcha del motor de arranque. En invierno no está de más prevenir averías realizando un sencillo mantenimiento. Así afecta el frío a la batería del coche.

Las baterías son esas «cajas» que se esconden bajo el capó delantero del coche. Son las encargadas, no solo de ponerlo en marcha, también del funcionamiento de luces, retrovisores automáticos o asientos con masaje. Estropeada o descargada, todos estos equipamientos se «desconectan».

De media, la batería del coche dura entre cuatro y seis años. Aunque los coches modernos son bastante eficientes a nivel eléctrico, las baterías no son infinitas. Su ciclo vital depende de distintos factores. Desde las propias características del modelo de batería, hasta la frecuencia de uso del vehículo. Además, hay otro enemigo de las baterías: el frío. Por lo general, en cuanto la temperatura exterior baja de los cero grados, las baterías pierden más de un tercio de su carga.

Las baterías de los coches son de 12 voltios

Por lo general, las baterías que usan los coches son de 12 voltios y de plomo. Su configuración es de seis celdas, produciendo cada una de ellas 2V. Estas celdas se desgastan cada vez que usamos el vehículo, pero por la propia reacción química o el trabajo del alternador recuperan la carga. Lo hacen de manera parcial; de tal manera que, por un proceso denominado de «sufaltación», van desgastándose poco a poco.

A través de un polímetro, podemos medir el estado de nuestra batería. Si está por debajo de 12V, es hora de tomar medidas: enchufar la batería a un cargador o sustituirla, sobre todo si no es la primera que se te ha descargado.

Con la llegada del frío, te recomendamos que si tu batería no está en las mejores condiciones la cambies. Por qué los signos de agotamiento más extremo se producen en invierno. Así afecta el frío a la batería del coche: a temperaturas próximas o bajo cero, la reacción química que se produce en el interior de la batería se ralentiza, haciendo caer su rendimiento y mostrando cierta «pereza» al arrancar el coche. En los peores casos, el motor ni se mueve y solo se percibe una especie de chasquido (algo así como una chispa que no prende).

En el momento de arrancar el coche es cuando más energía se necesita. En invierno, con un aceite más viscoso de lo habitual por el frío, todavía hace más falta este chute de energía eléctrica. Si no obtenemos esa demanda extra de tensión desde la batería, no se podrá iniciar la marcha. Así que durante todo el año, pero sobre todo con la llegada del frío, revisa periódicamente la batería de tu coche.

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