Opel incorpora una nueva gama de colores para sus nuevos modelos Astra y Mokka. Desde el fabricante alemán, además de la nueva estética impregnada en sus modelos, ha querido acompañarlos con el nuevo lenguaje de diseño que atesora la nueva gama de colores vivos y llamativos: verde para el Opel Mokka y amarillo para el Opel Astra.
“El color debe adaptarse al tipo de vehículo”
Nicole Heidt, Assistan Chief Designer, Colour and Trim de Opel, explica la nueva estrategia de la empresa: “Los colores de los automóviles no sólo deben gustar al cliente, también deben adaptarse al tamaño y la forma del coche. A un modelo del segmento compacto como el Astra le sientan mejor los sofisticados colores mica o metalizados, que a su vez son los más elegidos entre los clientes de ese segmento de mercado”.
El proceso de desarrollo de un nuevo color para los vehículos es una tarea dilatada en el tiempo, que puede llevar consigo hasta 4 años de trabajo. La nueva pintura debe estar “lista para ser pulverizada” por los robots un años antes de la producción del vehículo. Opel ha seleccionado una tonalidad amarilla “Kult Yellow” para el modelo Astra, atendiendo al púbico juvenil y deportivo interesado en el “mítico” modelo de la marca. En cambio, para el SUV Mokka, ha escogido un color verde fluorescente, perfecto para la el “restyling” sufrido por el vehículo y, esta manera, tratar de captar también a un público mas joven para el Mokka.
Técnica “3-wet”
Para el proceso de pintado de sus vehículos, Opel tiene implantado el sistema “3-wet”, que consiste en eliminar por completo un paso de secado y lo hace un proceso más sostenible y respetuoso con el medio ambiente. En comparación con los procesos de pintura convencionales, esta técnica reduce las emisiones anuales de CO2 en unas 2.200 toneladas, mientras garantiza unos altos niveles de protección contra la corrosión y el desconchado. Además, el consumo anual de agua se reduce en unos 1.800 metros cúbicos.
Por ejemplo, el “Kult Yellow” del nuevo Astra se aplica en la planta de producción de Rüsselsheim, donde se han reducido significativamente las emisiones del taller de pintura.