Porsche siempre ha tenido las cosas claras en cuanto a sus modelos. Para la marca de Stuttgart prevalecen dos argumentos por encima de todo. La creación de vehículos con motorizaciones premium y deportivas y un diseño que sedujera a la audiencia a primera vista. Parte de este éxito en cuanto al diseño reside en la figura de Ferdinand Alexander Porsche y su estudio Porsche Design.
Ferdinand basaba sus productos y nuevas creaciones en la practicidad y la utilidad para el día a día, filosofía que le llevó crear el Porsche 911, uno de los modelos más emblemáticos de la marca germana y que contienen en su piel una línea inconfundible de diseño, que lo ha convertido en uno de los automóviles deportivos más exitosos de la historia.
Según Ferdinand Alexander Porsche, fallecido en 2012, para que un vehículo destacara no era necesario ningún tipo de adorno. Hecho que se tradujo en uno de los famosos presentes de Porsche, el Chronograph I. El primer reloj totalmente negro del mercado, obra del propio Ferdinand.
Los paralelismos entre vehículo y objeto quedaron muy patentes en los diseños de Ferdinand. Utilizando el cuero de los asientos del 911 en la correa del reloj, el rotor del mecanismo imitaba el giro de las llantas del deportivo y las cajas simulaban los colores que envolvían la piel de los coches de la marca de Stuttgart.
Al mítico reloj y a los vehículos germanos, se les sumó una larga lista de diseños de objetos vinculados a la marca como gafas de sol y de lectura, así como plumas estilográficas. Objetos que acabaron convirtiéndose en verdaderos iconos de la marca, tal y como hicieran los vehículos diseñados por Ferdinand Alexander.
Tras la muerte del diseñador, el legado de sus diseños sigue patente en cada una de las nuevas creaciones de Porsche, donde prevalecen los valores impuestos por Ferdinand Alexander como la honestidad, la innovación y la intemporalidad en cada uno de ellos.